Por Alejandro Abritta
Presentado originalmente como “El concepto de falsa dicotomía en la crítica textual homérica”, XXVII Simposio Nacional de Estudios Clásicos. III Congreso Internacional sobre el Mundo Clásico, Santa Rosa, septiembre de 2022.
Como sucede con cualquier disciplina de tradición y tamaño considerable, los estudios homéricos muchas veces funcionan como una serie de compartimientos estancos. Quienes se aproximan a los poemas desde una perspectiva literaria no conocen o no se interesan por quienes lo hacen desde una perspectiva lingüística, que no conocen o no se interesan por quienes lo hacen desde una perspectiva textual, que no conocen o no se interesan por quienes lo hacen desde la perspectiva de los estudios orales, que no conocen o no se interesan por quienes lo hacen desde una perspectiva literaria. Desde luego, la realidad es infinitamente compleja, y no faltan autores con un vasto conocimiento del área en su conjunto, ni quienes combinan con éxito diferentes perspectivas en sus análisis. En la práctica, sin embargo, hay impedimentos metodológicos que parecen, a veces, insalvables: en el análisis literario de un pasaje, es necesario dar por presupuesto el sentido de ciertas palabras o la sintaxis de ciertas frases, incluso cuando estas presentan dificultades desde un punto de vista lingüístico.
En sí mismo, esto no es un problema profundo, ni específico a los estudios homéricos. Una vez más, es algo que sucede en cualquier área o disciplina de algún tamaño, donde la densidad de la producción académica es mayor que lo que un investigador individual puede abarcar. Pero existen casos en donde este tipo de incompatibilidades metodológicas o desconocimientos mutuos sí constituyen un defecto importante, a saber, aquellos en donde el objeto de estudio mismo es afectado por el inconveniente.
Este fenómeno es, en cierto sentido, común a cualquier disciplina. Los datos que se compilan se compilan sobre la base de una metodología predefinida, en general con un objetivo ya establecido. Las observaciones se realizan con la visión de túnel del que está buscando algo específico. No obstante, en el caso de los estudios literarios y del trabajo con textos premodernos y sobre todo antiguos, la intervención sobre el objeto de estudio es más significativa, en tanto que ese objeto de estudio no es observado o estudiado para un experimento o proyecto específico, sino en buena medida producido como un objetivo en sí mismo. Me refiero, desde luego, al trabajo editorial.
En efecto, la constitución de un texto es un trabajo fundamental en los estudios filológicos, no solo porque conforma uno de los objetivos clave de la disciplina, sino también porque esa constitución es la base de todos los estudios posteriores. Cuando analizamos un texto a partir de una edición, incluso ejerciendo todas las precauciones necesarias, estamos inevitablemente atravesados por el trabajo de quien constituyó esa edición.[1]
Lo que, una vez más, no es un problema demasiado significativo en la mayor parte de los casos.[2] Parte de la formación en estudios clásicos consiste en comprender cómo trabajar con los textos y la realidad de que estos no nos han llegado sino a través de una larguísima historia de mediaciones. En el caso de los textos homéricos, sin embargo, este es el menor de los problemas, porque estos textos son textos orales.
Esta oralidad tiene una consecuencia fundamental para su constitución en una edición crítica: un texto oral no tiene versión original, sino que se reelabora en cada ocasión de performance. En el caso específico del texto homérico, esto es un problema en sí mismo, porque la coexistencia de teorías sobre el proceso de fijación dificulta incluso responder a la pregunta sobre si esto vale para la Ilíada y la Odisea. Dicho de otra manera, incluso aceptando que no hay tal cosa como un “original” en una tradición oral, quizás sí hay un “original” en una tradición oral que deviene escrita.
Esa es esencialmente la diferencia entre quienes defienden la teoría del dictado y quienes sostienen la teoría evolutiva.[3] Para los primeros, existe un texto original, que es el dictado por el rapsoda, y ese texto es equivalente a cualquiera puesto por escrito por la mano de un autor. Para los segundos, el proceso gradual de fijación del texto hace imposible hablar de un “original”.[4] Esta diferencia de enfoque es quizás responsable de que el debate no haya permeado las ediciones especializadas principales, ni, por lo demás, buena parte del resto de la crítica.
Pero esto es, si se me permite, demasiado cómodo. Es evidente que no hay un “original” desde el punto de vista evolutivo, pero también lo es que ni el más estricto de los defensores de este modelo niega la importancia de una metodología textual en Homero. Háyase como se haya fijado el texto, tenemos dos mil años de transmisión escrita entre ese momento y nosotros. Mucho más importante que esto, la mayor parte de los defensores de la teoría del dictado hoy asumen que, descontada la naturaleza excepcional de este proceso, no hay nada especial en la performance que fijó el texto. Dicho de otra manera, incluso si el “original” existe, hay muy poco en ese original que lo distinga (metodológicamente, desde luego) de la versión de la misma historia que el rapsoda cantaría en algún otro lugar una semana, un mes o un año antes o después de haber participado del proceso de dictado.
La más significativo a notar aquí es que esto es particularmente cierto en el caso de los problemas textuales a los que nos enfrentamos en la constitución de los textos. La teoría evolutiva y la teoría del dictado proponen distinciones de nivel macro fundamentales,[5] pero ninguna de las dos podría negar nunca que las posibilidades de determinar qué variante específica es la “correcta” son muchas veces minúsculas. Incluso asumiendo (y me declaro partidario de esto) que hubo una instancia del dictado del poema, saber si, por ejemplo, el verso 5 de Ilíada comenzaba οἰωνοῖσί τε πᾶσι u οἰωνοῖσί τε δαῖτα no solo es imposible, sino que es imposible también determinar el origen de estas variantes. ¿No podrían las dos ser parte de la tradición rapsódica, alternativas formulaicas para el contexto? De que esto sucedía no puede haber dudas: en Il. 4.115 y 195, 205 alternan en final de verso las variantes Ἀτρέος υἱόν y ἀρχὸν Ἀχαιῶν, la primera una fórmula muy bien atestiguada, la segunda una expresión que aparece solo en este contexto, pero muy probablemente formulaica.[6] De manera similar, en 5.856 encontramos las variantes ἐπέρεισε δὲ Παλλὰς Ἀθήνη [y Palas Atenea la impelió] y ἶν’ ἀπέλεθρον [y un impulso inconmensurable la impelió], ambas expresiones formulaicas y ambas adecuadas al pasaje y al contexto. ¿Cómo determinar cuál fue la que cantó el rapsoda el día del dictado del poema?[7]
Lo interesante de esto es que el argumento no se ve afectado por, por ejemplo, la propuesta de “variaciones por concordancia”.[8] Incluso si se pretendiera proponer que Παλλὰς Ἀθήνη fue insertado para especificar la acción de la diosa, no hay criterio alguno según el cual pueda negarse que esa inserción fue realizada recién en la tradición escrita y nunca antes en la ejecución oral.[9]
Esto significa, por lo tanto, que una aproximación multitextual es viable independientemente del enfoque teórico que una prefiera respecto a la fijación del texto. Ahora bien, ¿es posible hacer una edición multitextual del poema? Los críticos de la teoría evolutiva lo han sostenido al menos desde el trabajo de Nagy (1996), y de hecho han avanzado en esta perspectiva en el proyecto Homer Multitext y, de manera más concreta, en la producción de una edición multitextual del canto 10 de Ilíada en Dué y Ebbot (2010). Los autores (p. 57), sin embargo, reconocen las limitaciones del formato físico para semejante proyecto, y es inevitable, al estudiar el resultado de su trabajo, sentirlo decepcionante. A pesar del esfuerzo considerable por hacer algo más que una edición de papiros, la realidad es que la “edición multitextual” de Ilíada 10 de Dué y Ebbot se parece demasiado a la edición de papiros iliádicos de West (1967 – ! –) como para considerarse un movimiento significativo hacia delante.
Ahora bien, es obvio que esta es una apreciación injusta. El libro físico es totalmente inadecuado para representar la realidad de la performance épica (un hecho bien conocido en el estudio de la literatura oral), independientemente de las precauciones y esfuerzos metodológicos que se realicen. La verdadera pregunta es si es posible producir una edición digital multitextual de Ilíada, y entiendo que la respuesta es “no”, por deficiencias similares.
Es posible demostrar esto con una reductio. ¿Cómo sería una edición multitextual de Ilíada ideal? Debería cumplir por lo menos tres funciones: primero, preservar como válidas las variantes que sea posible atribuir a la variación rapsódica; segundo, no asignar prioridad a ninguna de esas variantes, eliminando o restringiendo la idea de una versión “original” superior a las otras; y tercero, y este es el punto clave, debería modificarse en diferentes lecturas, como las performances orales son distintas entre sí.
Desde un punto de vista técnico, esto no es difícil de realizar: deberíamos generar un texto digital que se reconstituya con cada acceso, introduciendo aleatoriamente variantes orales.[10] Así, por ejemplo, esta edición multitextual accedida una vez daría un verso 5 de Ilíada οἰωνοῖσί τε πᾶσι, y accedida por segunda vez daría οἰωνοῖσί τε δαῖτι, y accedida por tercera vez de nuevo οἰωνοῖσί τε δαῖτι, pero la cuarta volvería a οἰωνοῖσί τε πᾶσι, y también la sexta, séptima, etc. Multiplicado por las varias docenas de variantes potencialmente orales conservadas, esto implicaría una verdadera edición multitextual, que en lugar de un texto homérico nos daría miles.*
Como ejercicio, semejante edición sería valiosísima. Creo que es evidente, sin embargo, que no habría un solo filólogo en el planeta, mucho menos quienes se dedican a la crítica literaria, que la usaría. ¿Cómo comentar o analizar un texto que cambia cada vez que uno trata de leerlo? La pregunta es fascinante (de hecho, es en buena medida la pregunta para el estudio de la literatura oral), pero más desde un punto teórico que metodológico, en particular a la hora de trabajar con textos de transmisión tan estable como los poemas homéricos. Podemos jugar con el problema de las variantes orales en nuestros análisis, pero imagino que casi la totalidad de los filólogos pondrá el límite en la posibilidad real de que esas variantes intervengan en su trabajo.
Mucho más importante que eso, incluso esa edición no resuelve el problema, porque el usuario siempre encontraría una variante la primera vez que entrara, y esa variante sería la variante por defecto. Esto crearía un sesgo a favor de esa variante, y la percepción de que el texto variado al que entra la segunda vez es un texto “peor”.[11] Y si esto es válido para la hipotética edición multitextual variable, lo es, desde luego, muchísimo más para las ediciones fijas que se han propuesto hasta ahora.[12] Si el lector considerará siempre superior lo primero que encuentre en el texto (y está garantizado que lo hará), cualquier intento posterior de modificar esa impresión tiene un costo de procesamiento adicional que hace imposible producir un verdadero “multitexto”.
Y este resultado, no puede olvidarse, es solo en el contexto de un trabajo destinado a filólogos. Si ampliamos la perspectiva a traductores, especialistas de otras disciplinas y el público en general, la imposibilidad de un enfoque multitextual se hace más patente. La única forma de, por ejemplo, traducir un multitexto es que la traducción sea multitextual, lo que, en sí mismo, no es demasiado complejo (en particular con las limitadas variaciones del texto homérico), pero en la práctica sería inadmisible para el 99% del público de esas traducciones.
Estamos, así, en una encrucijada difícil. Por un lado, podemos perseverar en generar multitextos, digitales o no, con un público muy restringido y sin impacto real en el estudio de los poemas. Por el otro, podemos volver a la metodología tradicional de la crítica textual, analizando las variantes en el texto homérico como lo haríamos con las variantes en el texto platónico. Ninguna de las dos opciones parece admisible, y ciertamente ninguna resulta demasiado satisfactoria.
Mi propuesta para evitarlas – no existe ninguna duda – comparte ambas características, pero por lo menos tiene la ventaja de incorporar la realidad de que estamos trabajando con un poema oral en la producción de una edición escrita tradicional. Se trata, como anuncia el título de este trabajo, del concepto de falsa dicotomía. Es posible definir una falsa dicotomía como la coexistencia, en la transmisión escrita, de variantes posibles en la ejecución oral de un poema, sobre las cuales no son admisibles argumentos literarios, lingüísticos o paleográficos, y solo puede determinarse la variante preferencial cuantitativamente. Como puede verse, el concepto tiene dos partes, una teórica y otra metodológica. La primera no es más que la explicitación de lo que vengo hablando desde el comienzo de este trabajo: en la tradición textual homérica, tanto antigua como medieval, preservamos variantes que es dable atribuir a la variación entre diferentes performances. Esto, como se ha visto, difícilmente esté abierto a debate. La segunda parte es la verdadera clave del concepto: si una variante es reconocida como oral, entonces debe considerarse una falsa dicotomía, y ninguno de los argumentos habituales para determinar qué variante debe imprimirse aplican. La única manera de determinarlo es la preferencia en la transmisión, en analogía a lo que sucedería en la tradición oral, donde los usos se fijan por preferencia cuantitativa. Dicho de manera más simple, en las falsas dicotomías, siempre corresponde imprimir la variante mayoritaria.
Algunos ejemplos ilustran la metodología, que, en sentido estricto, es demasiado simple para requerir ilustración.[13] El tipo más simple de falsa dicotomía es el puramente ortográfico, las alternancias de representación en lenguaje escrito de secuencias fonéticas idénticas o casi idénticas. La secuencia /duriklytos/ puede, por ejemplo, imprimirse como una palabra (δουρικλυτὸς) o como dos (δουρὶ κλυτὸς), pero la diferencia sería imperceptible en la oralidad.[14] Algunos manuscritos conservados transmiten dos palabras, pero la mayoría imprime una sola, que es, por lo tanto, lo que debe preferirse.
Este tipo de falsa dicotomía, de todos modos, es el menos interesante. Mucho más valiosos son los casos (excepcionales, vale decir) en los que existe una variante mayoritaria que el grueso de los editores opta por no imprimir, favoreciendo por diversos motivos una minoritaria. Hay ejemplos de esto en Il. 5.854 y 15.240, pero acaso el más peculiar está en 22.468, donde la mayor parte de los manuscritos trae τῆλε δ’ ἀπὸ κρατὸς χέε δέσματα σιγαλόεντα [y lejos de su cabeza se desparramaron los radiantes lazos], pero una minoría, τῆλε δ’ ἀπὸ κρατὸς βάλε δέσματα σιγαλόεντα [y lejos de su cabeza arrojó los radiantes lazos]. Aunque la secuencia ha dado dolores de cabeza a los críticos, una vez que se considera que el τῆλε puede ser muy relativo y referirse a la manera en que los lazos se deslizan o ruedan por el suelo con el velo, es evidente que χέε es tan aceptable como βάλε. Discutir, por lo tanto, cuál es el más adecuado para imprimir no corresponde: ambos verbos son posibles, y el único argumento que puede admitirse es cuantitativo.
Existen también casos en donde hay razones muy válidas para defender una variante minoritaria, pero esto resulta intrascendente ante la admisibilidad de las dos preservadas. En 22.374, por ejemplo, tres manuscritos (el Venetus como variante supralineal) traen Ἕκτωρ ἢ ὅτε νῆας ἐνέπρηθεν πυρὶ κηλέῳ [<cuánto más blando está para palpar> Héctor que cuando quemaba las naves con ardiente fuego], mientras que la mayoría transmite el aoristo ἐνέπρησεν. El imperfecto es más adecuado al contexto, e incluso parece reforzar la ironía en la voz del hablante anónimo. West y Leaf, de hecho, lo imprimen. Pero ninguna de las variantes puede rechazarse, por lo que, incluso a pesar nuestro, corresponde imprimir la mayoritaria.
Debe notarse, por último, que las falsas dicotomías no se restringen a variantes textuales dentro de un verso, sino que abarcan también los casos en donde versos enteros son omitidos por algunas fuentes.[15] Un ejemplo interesante de esta clase se encuentra en 5.900-901, donde la tradición mayoritaria trae τῷ δ’ ἐπὶ Παιήων ὀδυνήφατα φάρμακα πάσσεν (con omisión de 901) [Peón sobre él aplicó pócimas que calman dolores], pero una minoritaria trae τῷ δ’ ἐπὶ Παιήων ὀδυνήφατα φάρμακα πάσσων | ἠκέσατ’· οὐ μὲν γάρ τι καταθνητός γ’ ἐτέτυκτο [Peón, sobre él aplicando pócimas que calman dolores, | lo curó, pues no era mortal en absoluto]. Que ambas versiones son válidas es relativamente obvio, pero se refuerza porque la versión minoritaria es idéntica a 5.400-401.[16] La peculiaridad de este caso es, primero, que la variante mayoritaria omite el verso (en la inmensa mayor parte de las falsas dicotomías de este tipo, la inversa es verdadera), y, segundo, que la variación abarca también al verso anterior, un fenómeno muy inusual.
El concepto de falsa dicotomía para la edición del texto homérico no elimina los problemas de editar un poema oral, pero implica un reconocimiento de que los criterios tradicionales de la crítica textual no son aplicables en este sin precauciones. La primera pregunta que debemos hacernos al encarar una obra de este tipo (los poemas homéricos, hesiódicos, los himnos homéricos) es si las variantes que estamos estudiando son producto de la tradición escrita u oral. En el primer caso, las herramientas habituales entran en juego; en el segundo, solo nos queda suspender el juicio y aceptar la transmisión mayoritaria. La alternativa es implicar que tenemos manera de identificar que variante es más “original” que la otra, y esa es una cuestión que, en el estudio de un texto oral, carece de sentido.
Apéndice: el problema de la contradicción entre las fuentes antiguas y modernas
Sucede en ocasiones en Ilíada que nuestras fuentes ofrecen una variante mayoritaria, a veces muy mayoritaria, pero esto contradice la información de las fuentes antiguas, que transmiten unánimemente otra o permiten inferir que una variante minoritaria nuestra era mayoritaria en ellas. Esto puede suceder de forma explícita, cuando los escolios informan que los manuscritos antiguos preferían una variante (VER Com. 2.415, por ejemplo), o de forma implícita, cuando los escolios y comentaristas reconocen una sola variante en sus análisis, que no coincide con la mayoritaria nuestra (VER Com. 1.91, por ejemplo). Esto genera un escenario de notable complejidad metodológica, para el que hay tres soluciones: 1) adoptar acríticamente la lección mayoritaria en nuestras fuentes; 2) adoptar acríticamente la lección mayoritaria en las fuentes antiguas; y 3) revertir al uso de argumentos filológicos clásicos, tratando la cuestión como si no fuera una falsa dicotomía. Ninguna de las tres posturas es mejor que la otra a priori, pero he preferido en general la tercera opción, habida cuenta de que parece más adecuado resolver el problema a partir de herramientas metodológicas bien establecidas que hacerlo axiomáticamente. No debería resultar demasiado curioso que, en la mayor parte de los casos, esto termine por favorecer la variante antigua, habida cuenta de que los argumentos filológicos se han desarrollado precisamente para determinar cuál de las variantes transmitidas es más cercana al texto original. En cualquier caso, compilo a continuación los casos en donde esto sucede, con detalle sobre las variantes y los hipervínculos necesarios para que el lector pueda confrontar los argumentos:
Lugar | Fuentes antiguas | Fuentes modernas | Variante que imprimo |
1.91 | ἄριστος Ἀχαιῶν | ἄριστος ἐνὶ στρατῷ | ἄριστος Ἀχαιῶν |
1.447 | ἱερήν | κλειτήν | ἱερήν |
2.415 | πλῆσαι | πρῆσαι | πλῆσαι |
3.126 | πορφυρέην | μαρμαρέην | πορφυρέην |
3.362 | αὐτῇ | αὐτῷ | αὐτῇ |
11.146* | πλήξας | τμήξας | πλήξας |
13.485 | τῷδ’ ἐπὶ θυμῷ | τῷδ’ ἐνὶ θυμῷ | τῷδ’ ἐνὶ θυμῷ |
15.307 | βιβῶν | βιβάς | βιβάς |
24.97 | ἐξαναβᾶσαι | εἰσαναβᾶσαι | ἐξαναβᾶσαι |
24.558 | Verso ausente | Verso transmitido | Verso atetizado |
* Se trata de un caso de cierta complejidad, porque no es del todo seguro qué variante era mayoritaria en la Antigüedad.
- Abritta, A. et al. (2021) Ilíada: Canto 1. Traducción comentada, tercera edición, ampliada y corregida, Buenos Aires: iliada.com.ar.
- Bird, G. D. (2010) Multitextuality in the Homeric Iliad: The Witness of the Ptolemaic Papyri, Washington, DC: Center for Hellenic Studies.
- Dinghra, N., Gorn, Z., Kener, A. y Dana, J. (2012) “The default pull: An experimental demonstration of subtle default effects on preferences”, Judgment and Decision Making, 7, 69–76.
- Dinner, I., Johnson, E. J., Goldstein, D. G. y Liu, K. (2011) “Partitioning Default Effects: Why People Choose Not to Choose”, Journal of Experimental Psychology: Applied 17, 332-341.
- Dué, C. y Ebbott, M. (2010) Iliad 10 and the Poetics of Ambush: A Multitext Edition with Essays and Commentary, Washington, DC: Center for Hellenic Studies.
- Finkelberg, M. (2000) “The Cypria, the Iliad and the Problem of Multiformity in Oral and Written Tradition”, CPh 95, 1-11.
- Foley, J. M. (1999) Homer’s Traditional Art, University Park, PA: The Pennsylvania State University Press.
- Janko, R. (2000) “West’s Ilias”, CR 50, 1-4.
- Jensen, M. S. (2011) Writing Homer. A study based on results from modern fieldwork, Copenhagen: The Royal Danish Academy of Sciences and Letters.
- Nagy, G. (1996) Poetry as Performance: Homer and Beyond, Washington, DC: Cambridge University Press.
- Nagy, G. (2001) “Homeric Poetry and Problems of Multiformity: The ‘Panathenaic Bottleneck’”, CPh 96, 109-119.
- Reece, S. (2011) “Toward an Ethnopoetically Grounded Edition of Homer’s Odyssey”, Oral Tradition 26, 1-26.
- West, S. (1967) The Ptolemaic Papyri of Homer, Wiesbaden: Springer.
[1] Aquí es particularmente importante el sesgo de default, sobre el que volveré más abajo.
[2] Y en los que lo es (digamos, por ejemplo, mucho del corpus esquileo), los investigadores suelen ser plenamente conscientes de que lo es.
[3] Cf. Abritta et al. (2021: xli-xlviii), con referencias adicionales.
[4] De donde que sean estos quienes ha propuesto avanzar en ediciones multitextuales, como se verá más adelante.
[5] Que, de hecho, permiten rechazar la primera con relativa contundencia (cf. Finkelberg, 2000, y el intento fallido de defender el enfoque en Nagy, 2001; cf. también Jensen, 2011: 214-247).
[6] Cf. Janko (2000: 3), que hace esta misma sugerencia.
[7] Cf. ejemplos adicionales y el mismo razonamiento en Nagy (1996: 147-149) y Bird (2010).
[8] Cf. West (2001: 13-14, 146).
[9] La cuestión debe necesariamente simplificarse, porque se está presuponiendo la persistencia casi total del contexto del verso entre diferentes performances del poema, lo que es al menos debatible. El punto, de todas maneras, se sostiene, porque la posibilidad de mayor variación lo refuerza, no lo disminuye.
[10] Registradas o no, dependiendo del objetivo. Si hablamos de una “edición”, desde luego, lo primero es recomendable, pero lo segundo tiene cierta validez como ejercicio didáctico para comprender el funcionamiento de una tradición oral.
[11] Producto del bien estudiado sesgo a favor de la opción por defecto (cf. e.g. Dinghra, Gorn, Kener, y Dana, 2012; Dinner, Johnson, Goldstein, y Liu, 2011).
[12] Incluyendo, naturalmente, las ediciones “orales” no multitextuales sugeridas por Foley (1999) o Reece (2011).
[13] Los ejemplos que incluiré han sido comentados en los textos bilingües publicados en iliada.com.ar. Por mor de la brevedad, no agrego las referencias en la bibliografía.
[14] Aunque el grave en δουρὶ podría generar una pequeña diferencia de tono. Es justamente la posibilidad de estas diferencias minúsculas lo que permite incluir este grupo dentro de las falsas dicotomías.
[15] Uno podría incluso argumentar que estos son los casos más básicos de falsas dicotomías, dado que la variación entre performances más significativa es la expansión o contracción en la narración de los episodios.
[16] Lo que, desde luego, ha llevado a sugerir que 901 es una interpolación por concordancia, un concepto que es inadmisible en el contexto de un poema oral.
* Huilén Abed Moure ha desarrollado una muestra de este sistema. Aquí: http://texto.iliada.com.ar/canto1m.html puede consultarse el resultado, y en esta dirección: https://github.com/Aabritta/Generadores-html-texto/tree/master/Multitexto los archivos utilizados en su producción.